Para que los radiadores calienten bien, tienes que purgarlos antes de poner el sistema de calefacción en marcha y realizar limpiezas frecuentes
El invierno está a la vuelta de la esquina y las temperaturas ya están bajando. Puede que, si tienes calefacción individual, aún no la hayas encendido o que lo hayas hecho únicamente durante algunas horas. Y puede que, tras encenderla, hayas oído ruiditos… Sí, es el aire en el interior del radiador e indudablemente es la señal de que debes purgar los radiadores.
Hacerlo no es especialmente difícil, pero vamos a llevarte de la mano para que dejes tus radiadores preparados para el frío. Vamos con ello:
¿Cómo saber si necesitas purgar los radiadores? Normalmente hay un sonido que es clave: que cuando enciendas la calefacción oigas ruidos en los radiadores, como si hubiera goteras en el interior, gorgoteos.
Otra forma de saberlo es que toques el radiador y que la parte superior esté más fría que la inferior: eso es indicativo de que hay aire dentro porque el aire tiende a subir.
Ya lo tienes claro, tienes que purgar, ¿cómo hacerlo entonces? Lo primero, siempre hay que hacerlo con la calefacción apagada: los radiadores deben estar fríos y la caldera apagada para que ésta no mueva el circuito del agua y con ello, el aire acumulado en el sistema. Cuando están fríos se facilita el purgado porque, como te decíamos más arriba, el aire, al pesar menos, se queda en la parte superior del radiador y así es más fácil que salga.
Siguiente paso: cierra la llave de paso del agua del radiador que vayas a purgar. Lo más lógico es empezar por el que esté situado más cerca de la caldera.
Para hacer el purgado vas a necesitar una llave inglesa o un destornillador. Gira la válvula de purgado que se encuentra e la parte superior del radiador y mantenla abierta hasta que empiece a salir agua de forma constante y sin hacer ruiditos. Te aconsejamos que coloques un pequeño recipiente en la parte inferior de la válvula para recoger el agua que vaya saliendo. Repite este proceso en cada uno de los radiadores de la casa.
Cuando lo hayas hecho en todos habrás terminado el purgado. En ese momento, puedes volver a poner la calefacción no sin antes pasar por la caldera para revisar su presión: generalmente debe estar en torno a los 1,5 bares.
Y un último tip relativo a los radiadores: también hay que limpiarlos de vez en cuando porque una buena limpieza redunda en que calienten mejor.
Cuando vayas a limpiarlo no te olvides de la parte trasera, la pegada a la pared, porque solemos enfocarnos en la delantera, la que más se ve y la más fácil de limpiar. Para la parte de atrás existen unos cepillos que te permiten llegar a las esquinas más difíciles. Una forma fácil de quitar el polvo es utilizar un secador de pelo, que hará que el polvo se vaya hacia abajo (coloca previamente unos papeles de periódico bajo el radiador para recoger la suciedad). Si se trata de radiadores eléctricos puedes utilizar una vaporeta, que te ayudará a quitar la suciedad más resistente. En todo caso, para los residuos va bien utilizar un paño empapado en desengrasante mezclado con agua. Después simplemente, seca.
Fuente: Idealista